Enrique Marshall

Cuidado con el despeñadero

Enrique Marshall Director Magíster en Banca y Mercados Financieros PUCV, Exvicepresidente del Banco Central

Por: Enrique Marshall | Publicado: Miércoles 13 de mayo de 2020 a las 04:00 hrs.
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En el actual escenario, muchos deudores del sistema bancario sienten aflicción porque sus ingresos se han visto mermados o interrumpidos, y advierten que no podrán cumplir con sus obligaciones como quisieran.

Por ello, las acciones adoptadas por el Ministerio de Hacienda, el Banco Central y la Comisión para el Mercado Financiero a fin de brindar alivio han sido bienvenidas. Se trata de un conjunto de medidas muy positivas, que marca la orientación de lo que debe ser hecho en estas circunstancias. Si la evolución de la crisis económica demandara nuevas acciones, éstas deberían ir en esa misma línea.

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Entretanto, desde otros frentes se han planteado varias propuestas que, con variantes, apuntan a establecer la obligación de postergar pagos por obligaciones bancarias, sin sopesar adecuadamente todos sus efectos y consecuencias. La CMF se ha referido a estas propuestas, aportando cifras y otros antecedentes para ilustrar sus impactos. También lo ha hecho la ABIF. Si algunas de ellas fueran implementadas, la conclusión es que la banca se deslizaría al despeñadero.

Muchos de los debates en curso se dieron en crisis anteriores. Revisando esas experiencias me permito formular algunas recomendaciones sobre lo que debe o no hacerse en estas circunstancias.

Primero, la gestión debe permanecer en los bancos, con todo lo que ello implica. Los riesgos los toman ellos e, indirectamente, sus depositantes, y por lo mismo, hay que resistir la tentación de impartir instrucciones sobre cómo o a quién asignar el crédito mediante leyes, decretos o reglamentos.

Segundo, en este escenario, el objetivo principal es que el crédito fluya. Todo lo demás es bastante secundario. Las recriminaciones sobre el nivel de las tasas de interés o sobre las utilidades de los bancos lo único que hacen es entorpecer o entrabar la consecución de ese objetivo principal.

Tercero, los excedentes son necesarios para preservar la solidez de las entidades bancarias y la confianza del público. Si se consigue que el crédito fluya, las utilidades estarían bien ganadas. Lo que sí cabe plantear es que los excedentes se destinen principalmente a recapitalización y que los dividendos procedan con máxima prudencia.

Cuarto, la banca tiene indiscutibles responsabilidades económicas y sociales en esta hora. Lo principal es atender a sus clientes; reprogramar a aquellos que, siendo viables, enfrentan aflicciones transitorias; e implementar con máxima diligencia las líneas Covid-19 dispuestas por las autoridades.

Agrego algo más. Los bancos deben comunicar a la opinión pública con detalle lo que están haciendo en todas estas materias. Esa transparencia es consustancial con su responsabilidad social y su sostenibilidad de largo plazo. Los bancos pueden y deben aportar mucho en esta coyuntura. Exijámosles todo lo que corresponde, pero no les pidamos lo imposible.

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